miércoles, 1 de abril de 2015

Notas acerca de la Fotografía II - La Yapa


Intentar o querer gustar en la fotografía como propósito final (incluso de la fotografía misma) es un tarea un tanto inútil, improductiva. Cuál es el motivo para ello?, la satisfacción personal dirá aquél destacado fotógrafo experimentado que intenta y gusta confrontar y mostrarse seguro a través de una muy mal disimulada confesión. Una confrontación que creo también inútil. Todo aquél que comparte una imagen (su fotografía, como obra personal) publicándola en la red espera tácitamente una especie de retribución por la misma, de la forma cual fuere según el sitio donde ha sido publicada, un pulgar arriba, una estrella, un corazón, unas palabras, etc. Y en el más profundo secreto se puede cometer el error de calificar o tasar la ¿calidad? o el significado de una imagen a través de la contabilidad de estos gestos digitales, de estas retribuciones indescifrables, de cierto prestigio adquirido luego también, por qué no?. La imagen publicada no es un fin, es en última instancia, una consecuencia de un acto noble y agigantador como el de fotografiar. No hay que olvidarse de uno mismo, aún durante el más profundo secreto. El prestigio es una mentira que nos repetimos a diario y a escondidas. La fotografía es un ejercicio personal, un acto de reflexión y contemplación que se manifiesta a través de una imagen que creamos en nuestras mentes primero y en (y con) la cámara luego; y de la cual, en tal caso, nos vanagloriamos en un éxtasis tanto o más puro como secreto, y en la —a su justa vez— más pura y profunda soledad. Esa es la verdadera satisfacción personal, exenta de todo; libre de todo veneno moral. Como un ejercicio de masturbación casi. Todo lo demás es yapa. O caretaje.



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