domingo, 25 de septiembre de 2016

El Kuelgue, otro cuelgue asegurado

No son muchas las bandas que escucho que cantan en inglés. Siento mucho más fuerta la necesidad de "escuchar" lo que cantan, es decir, la letra. Un cuestión de identidad tal vez. Claro que la música cuenta, no por querer escuchar cantar en criollo te vas a fumar cualquier ruido. Lo foráneo tiende a ser, en la manera en que se lo presente o venda, un producto no sólo mejor, sino único. Y la música suele entrar en ello, y casi sin darse cuenta; se pierde el interés por escuchar a las bandas que cantan en tu propio idioma. El asunto, más allá de los gustos, contra los que no hay ningún tipo de disputa, puede resultar en la "calidad" de la música. Y ahí ya estamos en un quilombo bárbaro, ¿qué carajos es la "calidad" de una banda?. Hay otros actores dentro de todo este juego, como la difusión sobre todo, ¿cómo llegan las bandas a grabar?, y si acaso lo logran, ¿cómo resulta la difusión de su música?. Hoy por hoy, las redes sociales son la posta. Youtube, el punto donde nos encontramos todos. Usted dirá Spotify, yo no porque no lo uso. U otros.

Como dije recién, más allá de la cuestión de gustos; en tanto y en cuanto uno escuche más y más bandas, el paladar musical resulta en un abanico bastante amplio. El gusto, al diversificarse, tiende a la selección. ¿La tarea más invisible, imperceptible y noble quizás?, no perder el sentido común, la objetividad a la hora de escuchar la música, oído de productor vamos teniendo. Son horribles, suelo escuchar. La tendencia a calificar de forma enérgicamente negativa lo que no nos gusta. Y de golpe te cruzás con alguien que te dice —horribles?, a mí me encantan. Otro quilombo bárbaro, ¿son horribles porque no nos gustan o son horribles porque son horribles?, ¿por qué? en tal caso. En fin, es largo el debate; como sea, el nivel y el límite de selección siempre es infinitamente propio y personal. Puede pasar que mientras más escuches, más vuelvas a los clásicos, o a quella música que como toda no pasa de moda y ha sido por partes la banda sonora de toda tu vida.


Así, siempre en la búsqueda de bandas nuevas, y si cantan en argentino, mejor. No digo español porque no soy español; y porque hay cada vez una forma de escribir y cantar que es argentina. ¿Cómo no escuchar, entonces?. Es cultural el asunto. Así, decía, encontré a El Kuelgue. Una banda ecléctica. Voy a robar un poco de la descripción que hacen en su página web, con la que coincido plenamente: logra combinar con éxito los ritmos latinos, la improvisación y la canción. Y de otra web: una asociación libre de letras que juega con los límites del humor absurdo. Cada tanto, las cotidianeidades del lenguaje y de melodías que andan dando vueltas por ahí se hacen propias, dando lugar a improvisaciones que de a poco van ganándose un puesto fijo en cada canción.


Los chabones tienen 3 discos en su haber. De los 3, que los escuché; recomiendo el último: Cariño Reptil. Es un disco que te pone de buen humor, todas las instrumentaciones son un relajo total, te hacen mover los piecitos, cabecear como si estuvieras en un video clip, querer saberte toda la letra (porque su cantante tiene una forma muy "actoral" para cantar, su dicción y su manera de encuadrar las líneas dentro de la melodía). Canciones con una sonoridad muy personal, una fusión exquisita, unas progresiones de acordes que te vuelan un poco la peluca, una banda con todas las letras. Hay dos canciones que en lo personal me hacen volar cada vez que las escucho: Ayer Real....

¿A dónde van los muñecos perdidos?
¿Dónde duerme el Duravit?
Si se esconden estos tiempo adorados
para mi, mejor dormir.
Ayer se encontraba con hoy para medir el tiempo
que tal vez se despidan, perdón y brinden hoy. 

El saxo te saca a pasear, mal. Y la viola, va, viene; otro paseo fenomenal. Una melancolía alegre, sanadora. Un temazo. Como el que le sigue en el disco: Verte Feliz, un paisaje sonoro con una atmósfera cinematográfica que es un lujo.

Es un disco para disfrutar entero, plenamente. Se los dejo:

sábado, 24 de septiembre de 2016

Una Película Pedorra

De vez en cuando, la búsqueda de una película que se salga del molde tiene sus frutos. Más aún en esta sórdida época de superhéroes. Swiss Army Man está fuera de toda lógica, de toda órbita preconcebida; es lisa y llanamente una película destacable. Cuando supe de ella, leí flatulencias y viaje surrealista en una misma oración, de las dos oraciones con la constaba la breve reseña que la auspiciaba; algo decía de un cadáver en la otra oración. Y todo ello despertó abruptamente mi curiosidad. Ni siquiera ví el tráiler. A veces es mejor no saber mucho e ir deshilvanando la trama de la película viendo la película misma, sólo basta con dejarse llevar.


Y así lo hice. Un chabón se quiere suicidar en una isla desierta, justo en ese momento ve una cadáver en la orilla. El cadáver se tira pedos. Minutos después, el chabón utiliza al cadáver como moto de agua, para escapar de la isla. Así comienza y no tenés ni la más mínima idea de hacia dónde va, o hacia dónde van. Por momentos es muy simpática, hasta tierna; incómoda ¿tal vez?, no lo se, la cuestión de los pedos (que no la es durante la hora y media) es una suerte de catalizador. Es graciosa, los dos muchachos Paul Dano y Daniel Radcliffe se llevan muy bien en la pantalla. Al primero, lo tengo visto de varias películas; y creo que todas (o casi todas) ellas son "independientes". A Radcliffe, bueno, todo sabemos quién fue. Lo bueno es eso, que dejó de serlo. Al menos para mí, el mago quedó bien atrás; y él mismo, a través de cintas como Swiss Army Man se encargó de hacerlo. Su actuación está de algún modo bajo cierta lupa a medida que la relación entre los dos avanza; el tipo está muerto, la personificación de su cadáver es muy buena y lentamente, dicho personaje va asumiendo su rol; en la medida en que Paul Dano se lo va adjudicando.


Otro hecho destacable, además de la película en sí, insisto; es la música y la luz, muy protagonista en las escenas más oníricas en medio del bosque. Canciones tristes, melancólicas, indies. Por momentos, los directores, los Daniels (Daniel Scheinert y Daniel Kwa, leí por ahí que "una vez ganaron el premio a Mejor Director, en los Premios de Videos Musicales de MTV, pero sus madres se desanimaron al ver que no anunciaban esa categoría en televisión") dejan entrever posibles desenlaces con respecto a la relación que mantienen los dos personajes, pero a la vez, nada es dado por cierto en ningún momento. ¿Estará realmente muerto?, quién sabe. A la larga, poco importa.


Hay una mujer de fondo, Mary Elizabeth Winstead, cuya escasa aparición contrasta con la incidencia en la relación de los dos protagonistas. Se dejan cabos sin atar, y no queda la sensación molesta de necesitar atarlos, uno se hace cómplice de Hank y Manny, y de los Daniels también. Se disfruta, hace bien. Sí, es pedorra, como dice el título; pero sabrán entender la ironía del caso. Será un desafío a su sentido del humor. Tal vez el final sea la parte más realista de la película, pero siempre hay un pero.

Antes de escribir esta entrada, encontré un par de links con respecto a la película, que sirven a modo de epílogo, en uno de ellos, declaraciones de Daniel Radcliffe: "Es excitante usar pedos como algo diferente a la comedia, como usarlos para la trama o para provocar emociones y que la gente esté superincómoda... creo que hay algo maravilloso en todo ello". Y uno de sus directores, que se refiere a ciertas críticas de este modo: ha asegurado que titulares como "La película del cadáver flatulento de Daniel Radcliffe provoca abandonos" es redondo: "no podría haber escrito nada mejor", bromeando. Si se cree que es una película que gira en torno a ello, están muy equivocados...pero si a los críticos les molestó, es porque algo bueno debe tener, suelo pensar.

Por último, una página donde se puede jugar un poco con Manny, el cadáver de Daniel Radcliffe.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Que la curiosidad mate al gato

Hay momentos en los que creo que he pasado demasiado tiempo en la internet, navegando, curioseando, boludeando sobre todo. Hay publicaciones que me encuentro en Facebook por ejemplo, que yo ya he visto hace por lo menos, unos dos años atrás, y tal vez más. Y no hablo desde ningún tipo de soberbia, muy por el contrario, me da cierta pena que habiendo tanto por ver e investigar, ciertas publicaciones comiencen a repetirse como un producto de merchandising. Fotografías, diseños, ideas, todo se presenta como una nueva novedad, porque el público en internet siempre se renueva; y los magazines on-line necesitan tener a sus suscriptores siempre atentos y curiosos. También desde hace un par de años he notado que le gente (todo a través de la internet) ha dejado de navegar; todo ha quedado reducido a su red social favorita. ¿Se los puede culpar de algo acaso?.


¿Y quiénes son aquellos que aportan novedad a la red?. Y aquellos que están pendientes de la novedad para poder compartirla?. ¿Sobrevive el espíritu de lo nuevo?. Yo recuerdo cuando comencé a utilizar la internet, justo a principios de este siglo, mucho más allá de la obviedad de parecerme todo novedoso, el "espíritu" era diferente. Ta vez por la misma obviedad que acabo de citar, te encontrabas con muchísima información interesante, y de alguna extraña y tácita forma, te veías en la necesidad de retribuir todo eso que te pareció interesante, investigando y compartiendo lo que sea que hubieras encontrado. El espíritu era compartir. El espíritu era aportar; al conocimiento colectivo, por y hacia el interés colectivo, y para ello había que investigar, navegar. Nada más saludable que una fuente citada como enlace al final de una publicación, eso era un "salto" hacia otro lado. Había un flujo enorme de publicaciones relacionadas con el cine, la literatura, la ciencia, la fotografía, etcétera, etcétera. En algún lugar, esto sobrevive, quiero creer. Tal vez ya no de la misma manera, sino como un eco de otra época que ya no volverá nunca a ser la misma.

Creo que sabemos increíblemente poco acerca de la internet. Y muchísimo menos si nuestra conexión se limita a scrollear Facebook. O tal vez la relación con la internet se limite a FB por parte de millones de usuarios que en realidad no tienen relación con la internet. Facebook=Internet. (Digo Facebook porque es la red social por excelencia que puede utilizar hasta tu tía, es la que más alcance tiene. Porque te puedes pasar horas scrolleando Tumblr también). A veces alguien te pegunta de dónde sacaste algo que has dicho y que les ha parecido curioso o interesante. Lo leí en internet. Tendrá la credibilidad que se merece?. Al menos, mucha más que la televisión, imagino. Hay tipos como yo escribiendo sin ningún tipo de retribución, salvo la lectura. ¿Y si tener toda vinculado afecta al espíritu de la exploración?. Tienes una cuenta, y tienes: videos, correo, noticias, redes sociales; todo junto a través de tu dispositivo electrónico preferido. Un password y entras a tu pequeño mundo digital, y desde allí no sales. Las grandes empresas se benefician con el hecho de que tengas toda tu información vinculada, esto es obvio, porque es su negocio.

Hay tanto por descubrir, y descubrir trae tantos beneficios!. El saber, es como un néctar. No te encierres. Que la curiosidad mate al gato, total; en internet sobran.

jueves, 22 de septiembre de 2016

El Mar de los Árboles

Viste cómo es, cada tanto todo te aburre, o se vuelve rutinario, y hay que dejar de lado un poquito aquello lo que en ello se convierte. Más cuando de estar conectado se trata. Pero hace un par de noches, decidimos con mi jermu ver una peli. De todos modos, siempre tengo alguna que otra descargada que de tanto en tanto vemos; en este caso: Sea of Trees. Fue esta película la que me llevó a esta necesidad de cargarme unas cuántas líneas en el blog.


Había visto sólo el póster, y leído algo acerca del Bosque de los Suicidios, pero sólo a modo de título, no indagué; precisamente para saber lo menos posible de la trama, para no condicionar mi propia mirada del asunto. Estaba Maziu Macónegui, o sea: Matthew McConaughey, un tipo al que terminé respetando como actor, después de ver Interestellar

Al otro día de verla, decidí indagar (como muchas veces hago) un poco acerca de las críticas que había recibido el film. La asesinaban, con crueldad. Abucheos, largas reseñas con profunda indignación, debido a la e-norme pérdida de tiempo que les resultó ver la película. Y debo reconocer que en cierto modo, los comprendo. Es decir, la "crítica" en sí, como un ente, como un monstruo invisible de mil cabezas es implacable con aquello que detesta (y avara con lo que lo complace). También en mi círculo de redes sociales, cuando compartí unos pocos caracteres al respecto de la película, recibí comentarios bastante indignados. No se si con la crítica sucede como el paladar con respecto al vino, por ejemplo; donde al final, luego de haber degustado durante un tiempo (años, quizás) varios tipos de (marcas y) varietales, el gusto, justamente, se va decidiendo por uno o por otro. Pero, no deja de ser eso, una cuestión de gustos. El asunto con la crítica es que, la crítica misma, da un cierto prestigio que realmente, a mí me parece no sólo injusto, sino que también, innecesario. Supongo que es un engranaje más de la industria del cine. Para entender la crítica, creo que bastan los últimos minutos de Ratatouille, donde se lo explica de una manera exquisita. Y hasta aquí con esto de la crítica.

Entonces, las expectativas no eran ni altas ni bajas; tan sólo el hecho de relacionarse el guión con el costado oriental de El Bosque de los Suicidios, ya que éste se encuentra al pie del Monte Fuji, en Japón. Por cierto, a este bosque se le conoce como Aokigahara (青木ヶ原), que traducido sería Mar de Árboles (Sea of Trees). Entonces, Maziu Macónegui llega a este bosque, obviamente, a suicidarse. De allí en más, la película utiliza los flashbacks para ir contando la historia, su desgracia, las razones que lo llevan a tomar estas decisión; a medida que la acción transcurre dentro del bosque. Durante un buen tiempo al comienzo, hay una tensión interesante. Se va desenvolviendo poco a poco la trama, con cierta sorpresa y una música que tensa justamente cada momento. Descubro que comparte su actuación con Ken Watanabe, un actor que inspira muchísimo más respeto que Macónegui. Watanabe interpreta a Takumi Nakamura, una persona con la cual se encuentra e "impide" de alguna forma que éste se termine matando.

 

 Desde allí, sus historias se entrelazan, hasta el final. También aparece en escena la esposa de Macónegui, interpretada por la siempre hermosa Naomi Watts. Vemos muchas escenas que retratan la relación matrimonial, que son los eslabones que unen a su vez toda la cadena de sucesos antes, durante y después de todo el film. Cuando estaba por empezar, le dije a mi jermu (que tenía en su poder el control remoto) bajale un poquito el volumen, por favor, que esta es una película con un guión, y actores actuando, nada de explosiones. A la media hora recordaba yo estas palabras, pensando en ella y mirándola de reojo, porque se que cuando hay mucho diálogo, suele ganarle el sueño. Y porque también, cuando leía las críticas; hablaban del sopor que les había generado justamente esto mismo. Y la verdad es que, sinceramente, a mí fue lo que más me gustó; cómo se desarrollaba el diálogo; entre Macónegui y Watanabe, y cada tanto, el primero con su esposa.


El trasfondo, es lo que determina tu relación con la película. Porque la película habla también de la muerte. Y cómo nos relacionamos con ella. Tal vez a mí me enganchó porque llevo conmigo una muerte no muy reciente, pero siempre presente el vacío que ha dejado. Tal vez sea más vulnerable a este tipo de películas, que llevan más a la instropección y no tanto al "entretenimiento", y en tal caso, agradecido estoy. Es un cine de autor. Y por ello creo que ha recogido tantas cíticas, es simple, sencilla; es una historia contada. Podremos discutir los detalles que banalizan su desenlace, y esgrimirnos como críticos estrella, o desnudar un gusto excéntrico y exquisito por un cine del cual Sea of Trees no es merecedor por nada de este mundo.....andá a saber. La cosa es que a la media hora, si sos de lo que conjetura absolutamente todo con la minuciosidad de un detective; puede que tus teorías eviten que disfrutes del ritmo que el director y el editor han propuesto para ver la pelicula; y de las relaciones que se presentan para interpretar.

Para mí, el cine siempre es personal, y en definitiva, una cuestión de gustos. La película no tiene "acción", tiene diálogo, actuación. Los tres están, a mi gusto, muy bien, a la altura de la propuesta. Si se tiene la vara muy alta con respecto a la crítica, es probable que como dije recién, no te permita disfrutar de las cosas sencillas, como esta historia de Gus Van Sant. Y si te da sueño, bueno; fijte que películas con gente adulta disfrazada de súperhéroe, hay un montón.