miércoles, 21 de febrero de 2018

Electro in-the-pendiente

 
Me llevo muy mal con la electricidad. 
Siempre he preferido las tareas que 
hacen al mantenimiento de un hogar 
que no tengan que ver con ella. 
 
Me produce aversión, 
desde que tengo memoria, 
allá en la adolescencia 
cuando de verdad adolescía 
en las clases en la escuela técnica. 
 
Por más que me esforzaba, un rechazo casi físico 
me impedía aprender los conceptos y la terminología; 
no había ni hay ni habrá manera alguna 
de familiarizarme 
con todo lo que tenga que ver con la electricidad.
 
Y eso sin contar que 
casi siempre me he considerado un verdadero inútil 
para la mano de obra. 
Todo lo que me ha tocado hacer 
siempre ha sido fruto más de 
la intuición 
que de la investigación 
o el aprendizaje. 
O de un tutorial de Youtube.

Gracias. Ya me siento mejor.


Mon Amour

Llegué cansado a media tarde. Además había trabajado de noche y estaba fusilado. Me pegué un baño y me recosté. Pensé en dormir como un campeón. Pero no. Estaba conectado el Chromecast, así que colgué a ver las notificaciones de Youtube. Drexler había subido video nuevo: Asilo se llama la canción. Canta con una mujer que yo desconocía totalmente. Se llama Norma Monserrat Bustamante Laferte, es chilena pero vive en Mexico; y los millones que la conocían antes que yo la conocen como Mon Laferte. Alguien acertadamente comentó debajo del video, y cito: "Hermosa canción, sus voces como balancéandose en un baile!". Eso es. Lo fusilado no estuvo más, tampoco el sueño, nada. Tenía que escuchar yo más esa voz.

 
 
Sugiero que si no la conocen, hagan lo mismo.

lunes, 19 de febrero de 2018

Lo que me jodía era la panza....

Lo que me jodía era la panza, y sobre todo en los partidos de fulbito con los amigos cada jueves: corría dos pelotas y ya no daba más. Si bien todos andamos ya en la misma, a mí me empezó a molestar; y por qué no, a preocuparme. Me empezó a dar vueltas en la cabeza el tema, como siempre cuando algo me sumerje en la perspectiva de la finitud. Hasta los 10 años, vivimos la inconsciente imortalidad ante la atenta mirada de nuestros padres, hasta los 20 la cosa es más o menos igual, pero somos apenas "conscientes" de esa inmortalidad aunque nos llevemos el mundo por delante. De los 20 a los 30 todo puede pasar (antes también), pero ahora somos concientes más de nosotros mismos y uno empieza a observarse hacia al futuro, comienza a percibirse el tiempo de modo lineal. Es una pena eso, pero bueno, nos toca la percepción occidental, que se le va a hacer. Pasados los 30, puede que hayas encontrado alguien con quien pasar ese tiempo, y que tengas hijos, que es el meollo del asunto que me he puesto a vertir aquí. O no, pero bueno, que el escribe soy yo.

Que he pasado los 40, y mi hijo vive su inmortalidad ante mi atenta mirada y la de mi esposa. He perdido a mi padre de un cáncer que padeció durante tres largos años. Mi madre transita sus útimos años debido a otra enfermedad no menos maligna, que se la va a llevar a su debido tiempo. Y en el medio de todo siempre me pregunto: ¿será posible ahora en la mitad de mi vidadonde la esperanza de vida se remonta a los 80 años — si es que me esperanzo tanto en vivir, pueda realmente comenzar a preparar mi cuerpo para que la decrepitud no me ataque tan ferozmente y así poder disfrutar, no sólo de mi vejez, sino de cada década citada de mi hijo?. El futuro, en sí, no existe. Pero eso es hoy, y es muy cierto. ¿Pero si dentro de 30 años estoy arrepentido de no haber hecho lo que estoy haciendo ahora?......... pero, ¿y qué es lo que estoy haciendo ahora?. Pues he comenzado a cuidarme.

Comencé un proceso personal, por ahora, alejado de los consejos médicos; que seguramente ya vendrán. Prefiero por ahora enfocar mi cabeza y mi espíritu en sí mismos. Hace tres meses atrás comencé a salir a correr. Que es un decir, fue simplemente llevar un paso detrás del otro a una velocidad que no me provoque un ataque cardíaco. Aprovechando la tecnología, me ayudo con una aplicación en el celular que mide la distancia, la velocidad y mucha otra data. La primera vez corrí en circulos, en un velódromo, hice 3.28km en 20 minutos. Casi muero. Desde allí fui regulando —con el consejo de mi esposa, quien corre desde hace muchísimo tiempo más que yo— el paso, y aumentando semana a semana la cantidad de kilómetros. Ahora, lo normal es salir y correr 45 minutos, pueden ser 6 o 7 kilometros, depende del lugar. He aprovechado tardes de verano, a la hora del crepúsculo, para llegar a concretar la primer meta que me impuse cuando comencé: 10km.

10 kilómetros fueron los que corrí en una "carrera" en la que supe que me inscribiría al término del primer mes de haber empezar a correr. Fue hace un par de semanas, toda una experiencia. Que me ha motivado a continuar, además. He leído por allí que correr está de moda, que mucha gente está comenzando a hacerlo; y es que una vez que empiezas y te sientes motivado, creo que es difícil dejarlo. Porque tiene un elemento muy simple, te hace sentir bien. De maneras primitivas tal vez. O naturales. Ejercitas el cuerpo, y eso produce cambios, al generar endorfinas. Es inevitable sentirse mejor. Y quieres más. Porque el tiempo no sólo lo percibimos lineal, sino que la línea además es finita. Quieres más porque sabes que darle cierta plenitud a tu cuerpo generará cambios en tu manera de pensar, de ver, de sentir; y que posiblemente haya mucho camino por recorrer, entonces por qué no adecuarse para ese camino, que además nos va a castigar de una u otra manera?, y todo, porque lo que me jodía era la panza. Nada mal, eh. Bueno, la panza todavía sigue allí, ese es otro tema a tratar; mientras tanto, dale que va.