viernes, 27 de abril de 2012

Frozen Planet


Me maravillé viendo Frozen Planet, en Discovery. Y ver a estos bichos en el Ártico, sobrellevando el paso del otoño te llena de vida, te hace sentir tan minúsculo, comprendiendo al fin que somos una pequeña parte de un gigantesco todo. Y cómo funciona la naturaleza misma (voy tratando mientras escribo de recordar segmentos del programa)……..: unos patos que deciden tener sus crías junto a otro grupo de aves que nada tienen que ver con ellos, pero de pronto aparece un oso polar muy hambriento; y estas últimas comienzan a sobrevolarlo, y cada tanto se lanzan en picada sobre el hocico del oso, lastimándolo, obligándolo a emprender una dolorosa retirada, algo ensangrentado. Muy pilla mamá pato.

O el asunto del krill. Si tengo que pensar cómo llego el krill a mi cabeza, debo rememorar esa gran película que se llama Buscando a Nemo, que cuando mi hijo pequeño era aún más pequeño, y cada tanto le ofrecía mirar alguna película, recurrentemente me decía –Nemo, Papi. Y ojo que si pienso bien, creo tampoco aparecen en la película. La cosa es que el krill es un crustáceo que se alimenta en el otoño de las algas que crecen en el hielo submarino, y es un bichito fundamental en la vida de casi todos los animales del ártico, ya que muchos se alimentan de él. Y cuando digo él, digo millones, y millones. Porque de él también se alimentan las ballenas, esas enormes belleza de varios metros y varias toneladas…..hay que alimentarlas, eh.

Y luego consiguen filmar a un grupo de orcas a la caza de un ballenato que se alejó de su grupo. Aprendo allí que las orcas cazan en grupo, en este caso, rodeando a su presa. Hasta que se aproximan al punto de atacarla, de morderla. El ballenato consigue zafarse y comienza a nadar mar adentro, por lo que la cacería se convierte en una persecución de kilómetros; donde las orcas que se cansan son relevadas por otras. Y así, hasta que su presa se cansa, y otra vez al ataque. De pronto el animal sube a la superficie y se puede apreciar que tiene el lomo con varias mordidas. Aquí es inevitable tomar partido con el pobre y gigantesco animal, pero la naturaleza es sabia, me digo, consolándome.

Hasta que por fin le dan caza, y lo que el grupo de orcas intenta hacer ahora es dar vuelta a la ballena, que todavía da batalla,……..la idea es dejar su respiradero bajo el agua, para finalmente ahogarla. Cosa que logran, cuando todos, cazadores y presa se pierden bajo al agua y ya no se ve nada….es cuando se disponen a comer, anuncia la voz en off.....luego, una pausa comercial.

jueves, 26 de abril de 2012

Instante Previo a una Fotografía

Dí con el documental Vietnam, The Lost Files (Los Archivos Perdidos). Un documental realizado completamente con metraje original filmado en Vietnam, obviamente. Pienso (siempre pienso): no se mucho sobre la guerra de Vietnam, y las imágenes son buenísimas, así que me dispongo a verlo.

Relata los momentos políticos que se vivieron en EEUU en 1967/1968, con una guerra ya demasiado larga y con demasiados muertos. Intenta ordenar cronológicamente algunos hechos y ya estoy súper enchufado. Resulta ser que durante la festividad de año nuevo, el ejército de Vietnam realiza una ofensiva simultánea sobre posiciones norteamericanas. Hasta allí, los soldados habían llevado a cabo una guerra fantasma contra el Vietcong;  sus tareas se limitaban a salir a buscarlos, para matarlos, a todos. El asunto es que nunca terminaban de encontrarlos a todos.

Muestran en el programa un gráfico (adoro estos gráficos) con el sistema de túneles que habían construído, para el abastecimiento de armamento y provisiones. Sistema que tenía ya un par de décadas, por lo que estaba bien desarrollado y en constante evolución. Esos túneles usaron para esta gran ofensiva que se conoce con el nombre de TET. Que resultó ser un fracaso para el Vietcong, pero que repercutió mucho en el pueblo norteamericano debido a la gran cobertura que tuvo de parte de la TV, con imágenes crudas acerca de lo que en Vietnam estaba pasando. Parece que los norteamericanos, con esas imágenes, dijeron basta.

Y varios periodistas que habían cubierto por cierto tiempo el conflicto, en Vietnam mismo, comenzaron a plantar la idea de que esa guerra, no se podía ganar. Luego de un corte comercial y el desgastante aviso de pasta dental Colgate, cuelgan a hablar sobre la brutalidad de la guerra, lo que veían los norteamericanos si a la nochechita ponían un canal de noticias,  muestran a un capitán de la Policía de Vietnam del Sur, que se prende un pucho, sonriente, camina unos pasos hacia un prisionero del Vietcong que están acercándole, se pone de costado, levanta su arma y le dispara en la sien. Tal vez sepan de quien estoy hablando:


A esta altura me doy gracias de que aún queden programas de televisión que te hagan ver, en este caso, el instante que precede a una fotografía que es universal. Confieso que continué mirando el programa, pero después de haber visto ese instante previo, la Guerra de Vietnam había dejado de ser interesante para mí. Al menos sabía lo suficiente para comenzar esta entrada y llegar a contarles lo que verdaderamente vi.

La Duquesa y el Oro

Me acosté y enganché La Duquesa, pienso que no la quiero mirar empezada, pero como las ganas de acostarme a ver una peli cualquiera son mayores, me cuelgo a verla igual, pero sin prestarle atención a lo que dicen, o a lo que hacen. Le presto atención al vestuario de la película, al maquillaje, a esas horribles pelucas que usaban los tipos en esa época –en qué año está ambientada?...- No sé. No importa. Deberé buscarlo mañana en internet….

La película está ambientada en el 1700, y no quiero saber nada más. Vuelvo a anoche. Están en un palacio, morfando. Veo el trabajo de producción, el palacio está forrado en oro, denota riqueza, mucha. Me cuelgo a ver a Keira Knightley, una chica extremedamente flaca, –todo lo feo que le ven la hace bonita- flasheo, me gusta la chica.


Y me cuelgo a pensar en el oro: un material salido de la Tierra, de la Madre Tierra para muchas culturas originarias, todo ese oro ambientado en esa película, es el mismo oro que se llevaron los españoles de Colón, pienso, de una manera u otra, es ese, ha de haberles activado un comercio que los enriqueció de maneras absurdas. Ese oro que representaba una divinidad, lo convirtieron en riqueza, en algo burdo. Qué distancia temporal habrá llevado a Europa ese oro con respecto a América? (y cuando digo América, es América Latina), que hubiera sido de América si no hubieran venido esos españoles?. Qué sería de nosotros ahora?, habría nosotros?. Qué hubiera sido de ese oro, y de nuestra verdadera cultura?. Me termino calentando, justo en el momento previo en que cambio de canal, para no enroscarme mucho.

Cine Italiano y Fotografía

Colgué a ver una película italiana, de Federico Fellini, "Los Inútiles". No tenía audio de ambiente, sólo las voces de los actores, que con esa cadencia extrañamente italiana parecía que se gritaban las palabras, como si fuesen actores de teatro que no lograron abandonar el hábito. La película llevaba una media hora avanzada, había un grupo de amigos en un muelle, usaban sobretodos, bufandas, sombreros y zapatos de vestir….el silencio me resultaba incómodo.; miraban el horizonte, perdidos, los cuatro. 


Justo en el instante en que me preparaba para cambiar de canal, tuve una “revelación”……lo que veía era una fotografía animada!.... comienzo a estudiarla….encuentro que el encuadre es genial y la posición de los cuatro tipos le da una profundidad exquisita, termino encantado con la fotografía que acabo de descubrir. 
 
Y luego los tipos saltan del muelle, primero uno, luego el otro y así. Cada uno salta y cae de manera diferente, la película sigue siendo una fotografía animada y me emociona verla!.....; mientras, los tipos van caminando por la orilla, y ahora el plano es desde el agua y es otra fotografía, los cuatro caminando separados, con sus manos en los bolsillos, vestidos casi igual, salvo la posición de los sombreros y las bufandas. Impecable, no hay música, ni siquiera se escucha el ruido del mar, que hubiera quedado muy bien (o tal vez la cinta de la película esté tan dañada que no tiene sonido, no se).

un ejemplo de lo que vi

Luego el guión desvarió un poco, y me quedé esperando ver más fotografías en la película, cosas que no pasó en los siguientes 15 minutos aproximadamente, cuando cambié de canal.

martes, 24 de abril de 2012

Muerte Curiosa (?)

Eran como las 00:00hs, hora ideal para enganchar algo interesante en la televisión. En Discovery Channel comenzaba "Formas curiosas de Morir" o algo así. Mmm, no me convenció mucho, así que di una pequeña vuelta de zapping y al cabo de algunos minutos estaba otra vez mirando el programa. Sobre la primer forma de morir, relataban el caso de un tipo que llegaba a vender productos religiosos a la casa de una señora, y en el momento en que la señora le abre y el señor la saluda y quiere comenzar a hablar, un rayo le da de lleno, y se muere ahí nomás.

Luego, trataban de explicar la serie de eventos "desafortunados" que llevaron a la muerte de este señor, y después de la pausa, otra "curiosa" muerte más. Pero con eso tuve suficiente —dónde dejé el control?.

Pruebo alguno canales tratando en vano de encontrar algo más interesante ahora que lo de las muertes curiosas, y doy con un noticiero, en vivo. En una autopista, y de esas que debajo tienen otra autopista, un camión cargado con latas de tomate en conserva, y por evitar un choque que había ocurrido entre un auto y una moto, se descarrila y cae. Sobre un automóvil que pasaba por allí con tres personas; un hombre que manejaba, quien murió instantáneamente junto su pareja en el lugar del acompañante y la hija de éste en la parte de atrás. Los tres se dirigían a la morgue del hospital a recoger el cuerpo de la madre de la acompañante, quién había fallecido horas antes.....

Fue demasiado por esa noche, apagué la televisión pensando en la tristeza de la hija de ese señor. Y en el conductor del noticiero, que hablaba del destino: qué destino ni que destino!, si la gente manejara con cuidado se evitarían este tipo de muertes dolorosamente "curiosas".


Tsunami

Somos como mosquitos molestos en el lomo de la Tierra, zumbones; y cada vez que somos demasiados, y demasiado molestos, la Tierra se molesta, y se sacude (nos sacude). Lo pensaba mientras veía una imágenes del tsunami de Japón, de videos caseros.

Polvo de Estrellas

Anoche me fumé uno y vi un programa documental que se llamaba “La Historia del Universo en 2hs”. Lo mío duró media hora, y en ese preciso momento (supe y) adopté para siempre la idea de que somos polvo de estrellas. La historia del universo es también nuestra historia, es decir, somos un eslabón más en una constante cadena evolutiva que irremediablamente (tal vez) desencadene nuestra propia extinción. Porque, al parecer, esta cuestión de la extinción es algo cíclico también; ya ha habido casos, porque, no le ha atañido el tema sólo a los dinosaurios.

Ahora mientras escribo recuerdo la cara de algunos de los científicos entrevistados para el documental cuando hablaban, casi emocionados, sobre un momento exacto en la historia del universo donde todo comenzaba para nosotros, la humanidad. Uno decía sobre el momento en que los animales comenzaron a salir del agua (porque todo comenzó en el agua) y se “apoderaron” de la tierra. Otro destacaba el hecho de que, cuando aún existían los dinosaurios, los mamíferos estaban “en un segundo plano”, cosa que, claro, no les importaba a los dinosaurios; por lo que ese desinterés desencadena en la libre evolución que nos llevó a inventar el fuego, el papel, el celular y el correo electrónico. Porque a ese viaje te invitaban durante el programa, como una bofetada visual mostraban imágenes de átomos y supernovas con fotografías de Einstein y Hitler, como para sacudirte y dejar en claro que todo tiene que ver con todo. Sencillo.

Otro científico emocionado se animaba a decir que la tabla periódica de los elementos, ese bendito (o maldito?) papel que a mí, en particular en la secundaria me hicieron memorizar y luego nunca más recordé; era como el mapa del universo, como un libro de historia del universo. Claro, como lo contaba este señor nada tenía que ver con el profesor de mi secundaria que era otro señor más bien agreta, con un olor a tabaco que impregnaba el aula ni bien traspasaba la puerta y que, a mi entender, no le gustaba para nada estar donde estaba. Porque si me lo hubieran contado de este otro modo, me habría ahorrado esas tardes en pleno febrero yendo a rendir química mientras los amigos (no todos, por suerte) disfrutaban el tiempo libre. 

Todo esto mientras abro los ojos y veo que me perdí como 15 minutos de programa y ya están con imágenes de hombres trabajando el hierro, fue cuando tomé el control remoto, apreté el botón de on/off, me dí vuelta y ….. (somos polvo de estrellas).


Titanic

Después de ver un partido de fútbol (Boca-Fluminense, por la Libertadores), puse el History Channel. Veo una promo de un documental acerca del Titanic, lo anuncian para un domingo a las 21hs, pienso: mmm, está bueno para verlo, espero acordarme, y si me acuerdo, espero tener tiempo para verlo, y si tengo tiempo, espero que mi hijo me deje verlo, o escucharlo, mejor dicho; porque tiene cierta manía de hablarte sin respirar sobre los más variados temas cuando uno se concentra demasiado en algo.

Pero luego anuncian otro documental sobre el mismo bote en cuestión, sólo que es sobre otra cuestión en particular, a éste lo anuncian para el lunes siguiente a las 21hs también; y ya lamento no poder verlo, me resulta demasiado. Al instante siguiente anuncian otro, y luego otro, y así hasta completar un compendio de seis documentales sobre el Titanic. Tal vez 10 años atrás, cuando tenía más tiempo para estar al pedo, hubiera estado prendido allí de estos documentales. Pero ahora, en estos tiempos tan vertiginosos, quién tiene el lujo de darse una panzada de documentales sin que nadie te interrumpa?. Tampoco es que sea un fanático del Titanic y tararee la canción de Celine Dion cuando Di Caprio sostiene a Kate Winslet en la proa del barco y a todos se les hace ese nudo en la garganta que vanamente intentan disimular, no. Pero siempre es interesante saber algo más, sobre cualquier cosa, básicamente.

Y me propongo para el día siguiente, ojear la revista con la grilla de canales y horarios para poder enganchar las repeticiones de los documentales, porque si algo sabemos quienes miramos los canales de documentales, es que estos consabidos estrenos que tanto anuncian, después los pasan durante todo el mes (y tal vez el mes siguiente también) a toda hora, mejor dicho, a cualquier hora.  Pero comprendo que por más que diagrame días y horas para estar de pronto sentado (o acostado, mejor) frente a la pantalla, no sirve de nada, porque en ese instante que comienza el programa, el azar de los azares juega su suerte y comienza a sonar el teléfono, por ejemplo. 

Nunca suena, pero cuando te sentás a ver algo que querés ver, suena. Y si es de un call center, los querés matar; y si es de algún banco intentando venderte un seguro que de seguro no necesitás, también los querés matar; porque encima –es un beneficio que le otorga el banco, Señor-, claro, le digo, pero es un beneficio que tengo que pagar. Y nunca quiero ser descortés, pero casi siempre terminan muy tensas esas llamadas. Y el Titanic, y la promo de los documentales. Que hay una que está bien hecha, un fuego artificial sube y estalla y una frase que dice que hace 100 años, un gran festejo (y luego la cámara baja con la estela de ese mismo fuego artificial que ahora por la magia de la televisión es una bengala de auxilio) que se convirtió en tragedia. Impecable, pienso.

Alarmados

Mientras rememoraba mi la tarde, cuando había ido a comprar unas boludeces a lo de Pizzuti, que vende cosas de electricidad, y cuando voy a la caja para que me cobren, el cajero hablaba con dos clientes, muy entusiasmado. 

Cuando llegué estaban en aquello de que ahora la ciudad estaba más peligrosa con respecto a los robos de auto, decían que ya las alarmas en los mismos eran medio obsoletas (en realidad dijeron: al pedo) porque si te suena la alarma puede que no sea que te estén robando justamente, si no que alguna mina estacionó mal (machistas!), o algo por el estilo; o en tal caso, a los tipos ni les importa, te siguen robando mientras la alarma no los alarma para nada. Todo esto lo dicen mientras ya abrieron la puerta del local y se están retirando, y el cajero que me juna y continúa hablando como si a mi me interesara, como si debiera interesarme, además. 

Sigue hablando mientras mira la pantalla y tipea algo, de golpe el problema de todo es la educación me dice (y yo le tiro una ajá, pero murmurado), la factura se está imprimiendo, le doy el dinero. Tal vez la culpa sea de los padres, le digo, como para no ser tan descortés. Tal vez, pero esos pibes están perdidos, sin educación no habría pobreza, yo te entiendo que salgan a robar porque hay hambre, pero estos roban para pelotudear, para drogarse; me da el vuelto, dobla la factura. 

Se queda dos segundos callado y se me escapa –somos un país muy joven recién, somos como un niño inmaduro, nos falta mucho camino por recorrer, nuestros pensamientos son pequeños, pensamos en resolver problemas en lo inmediato, y no a largo plazo como un padre lo haría con sus hijos. El cambio depende en gran medida de nosotros, no podemos esperar siempre que los gobiernos de turno nos resuelvan los problemas.

Me miró sorprendido, como diciendo –y éste de dónde salió? –. Yo salí por la puerta.

Mala Película

Me enganché a ver una película malísima, no se si les ha pasado. A mi me pasa no muy seguido pero tengo cierta tendencia a verlas y tratar de encontrar una razón de por qué me resultan, en definitiva, malísimas. Era una de acción, malísima!, no recuerdo el nombre. El argumento no requiere memoria alguna, son todos clichés. Siempre está lleno de tipos fornidos, con gestos adustos que hacen las veces de actor, también hay veces donde hay actores que hacen de tipos fornidos y robustos, y esas son mucho peores. 

Y la de anoche, mirá, me acuerdo del momento en que pensé: acá está el cenit de la película, el punto álgido de lo malísima que puede ser una película de éstas. Alguien le dispara con una bazuka a unos tipos (fornidos y robustos) que iban en una camioneta, y en el momento de la explosión, al director se le ocurre silenciar la toma y ponerla en slow motion, que no me parece un mal recurso, pero aquí se ve a dos tipos saltar de la camioneta (cuando ésta ya está casi de costado y la cortina de fuego atrás dice claramente: “se nos fue la mano con el fuego”) y caen y dan un rol adelante, como me lo explicó mi profesor Del Río en la secundaria, y sin soltar unas AK-47 que cargaban, se ponen finalmente de pie, entrecierran los ojos, y el director en la sala de edición dice –mandale slow motion de vuelta, que siempre garpa- mientras la camioneta ya está por los aires y la explosión reduce y entra la música!. 

Al final me río, porque es malísima, claro; y nunca termino encontrando la razón de por qué son malísimas, porque gastan hasta millones de dólares en hacerlas y luego hay obviamante, millones de personas que las adoran; pero encuentro la razón de por qué cuando a la noche me acuesto y me fumo uno, a veces me cuelgo a ver una de éstas. Porque son malísimas, y me cago de risa.


Idea Loca

Anoche me fumé uno y pensé, mierda! en que momento dejé de escribir?, si me gustaba tanto hacerlo!. Me recuerdo en noches solitarias, iluminado por el azul opaco de un cartel de Quilmes que ni recuerdo de donde rescaté, escuchando un Grandes Éxitos del Polaco Goyenche con una carátula rosa (una carátula rosa?!), bebiendo Teacher`s con cuatro hielos; a veces con una Olivetti que me habían regalado mis viejos, otras con un cuaderno y un par de Bics (una negra y otra azul)….son esas fotografías mentales que uno tiene y guarda en un álbum (también mental) y que cada tanto un olor, una palabra, una situación, las dispara y nos desarma. 

Pues anoche me fumé uno y más que un disparo, fue una explosión. Como si años de abstinencia se revelaran ante mí y me retaran a duelo, pero con una palmada en la espalda, con el guiño socarrón de saber que no te va pasar nada, pibe, vó fumá. Exacto!, gracias.

Pero, y de qué escribo?, dónde lo hago, cómo?, por qué?. Preguntas que mientras hacía un zapping iban y venían como moscas molestas, les tiraba manotazos y nada, iban y venían, ya saben como son de molestas. Sobre qué escribir, lo primero que se me ocurrió fue escribir sobre lo primero que se me ocurra escribir, pero después de fumarme uno, claro, y siempre. Cosa que hago cuando el mundo que me rodea se detiene.  Dónde?, indudablemente, debia ser frente a un PC; volver a escribir sobre papel sería hoy una tarea tediosa (a la Olivetti le dí el olivo, rota), y el por qué no tiene respuesta, digamos que porque sí. O porque es una necesidad innecesaria y eso me gusta, o porque simplemente me gusta.
Entonces aquí estoy. 

Y todavía no se me ocurre nada sobre qué escribir.

Tal vez termine siendo un diario de ideas, pienso. Y mientras voy cambiando de canal, de pronto dejo una entrevista a un tipo que habla del ejercicio de la publicidad creativa como un deporte, se ve que al tipo le gusta escucharse, porque habla sin parar, pelotudez tras pelotudez. Me digo: qué hago mirando esto?, -no-, me digo, -es una pelotudez, sacalo, por favor-, mientras inmediatamente después pienso:  luego voy a escribir todo esto que acaba de pasar, que acabo de escribir. 

Que tal vez es una pelotudez y soy como el publicista de la entrevista, a él le gusta escucharse, a mi me gusta leerme, aunque no se si lo voy a leer, no creo, me aburre, me aburro. Le pego unas secas más, y me apago.