miércoles, 8 de agosto de 2018

Sexting Onírico


Tengo tantas ganas de tu sexo!. 
Tu sexo que es un paisaje onírico donde mi mente se deshace 
y mi cuerpo pierde su forma, donde y hasta cuando 
el último pensamiento pierda su consistencia sentirá trémulo 
la vibración de tus gemidos. 
El pedido hipnótico de penetrarte a través de los más recónditos excesos, 
de nunca abandonar la carne el fantasmal vínculo del cual fuimos 
salvajemente posesos. 
De recorrer todo el territorio de tu cuerpo diáfano con la memoria 
inhóspita y desentendida, 
despojada de las rúbricas de cada día, 
posando los labios en la majestuosa curva que desemboca hacia la brecha íntima, celosa y ahora desprotejida de toda seda. 

Húmeda, latente, enrojecida. 
La boca entrometida, la tensión que ahueca la garganta 
y la sangre que galopa desbordante de travesía; 
éxtasis de lo prohibido, 
lengua voraz que describe con minuciosidad y contenida alevosía 
allí donde el estremecimiento provoca 
toda la letanía del placer.

Amo cómo subsisten en mí los ecos temblorosos de tus suspiros, 
 los jadeos rítmicos y el grito mordido; 
la resonancia sexual que pervierte inevitablemente 
la parsimonia de mis latidos. 
Te quiero coger, ánima mía. 
Quiero alcanzar tu desnudez quitándote la ropa con obstinación, 
pero también con sosiego, con paciente pornografía. 
Descubrir cómo la elasticidad de tus prendas más intimas, 
abandonando sus territorios más prohibidos, 
te abandona a la vulnerabilidad total del nudismo, 
de la excitación, 
de las más osadas fantasías...