miércoles, 25 de febrero de 2015

La Futbolización del Pensamiento

En la sobremesa de un asado. En el post-partido del fulbito. En reuniones festivas. En otras ocasiones (que escapan de mi inteligencia)...., las opiniones se vierten de manera cansina, sobre los más variados y/o álgidos temas de la actualidad. Yo les señalaba a unos compañeros de esas opiniones que hace años atrás —y no muchos— estar conversando sobre ciertas cuestiones del hoy (porque en otras épocas, también fue posible la discusión y el derroche de sensaciones) era inimaginable. Todo el ambiente que yo conozco se ha politizado, y cuando esgrimo la palabra política, inmediatamente debo remitirme a Aristóteles y a la etimología de dicha palabra: el hombre es un "zóon politikón", es un animal social, que vive en un estado o ciudad sujeto a leyes elaboradas por la razón y gracias a la capacidad lingüística y moral de los hombres. Y que en consecuencia, todos los asuntos del Estado son asuntos de todos los ciudadanos, es decir, de los habitantes de la ciudad con poder civil. En fin, la etimología es maravillosa. Pero cuando digo que se ha politizado el ambiente en el cual me muevo, no miento, y así retomo: personas con las cuales uno ha compartido muchas experiencias, de pronto se muestran a través de su pensamiento político, de una manera que no vimos jamás. Es un ser pensante!. Y no lo digo en broma (aunque la gastada podría ganarse algunas risas).

Entonces busco, mientras converso los escucho; comienzo a escudriñar como si de un árbol genealógico se tratara, la estructura desde donde se contruye un pensamiento expresado en palabras. Indago en esas palabras que se usan, en cómo se usan. El lenguaje como expresión. Lo hago porque al cabo de algunos minutos, y dependiendo de la cuestión que se esté tratando; alguien dirá que lo que el otro piensa, está mal. Y no sólo eso, sino que además de asegurar que está mal lo que dice (y por ende lo que piensa), lo que él mismo dice, es la verdad. Es hasta infantil a veces, frustrante. Ambos están seguros que el otro está errado. Es la futbolización del pensamiento. Tu equipo es una bosta, estás del otro lado, sos mi enemigo futbolístico, y en definitiva, político.

 Cómo llegamos a esto?. Importándonos la realidad que percibimos mediáticamente. Porque nosotros —quien suscribe y mis compañeros de opiniones— no palpamos la realidad que se exhibe a través de los medios, como si esa sóla realidad fuera la que se vive en todas las regiones del país. Todos vivimos realidades distintas, hasta los precios son distintos (porque al final, muchas cuestiones terminan tristemente en la guita...); pero el pensamiento se instala y nos hace argentinos, nos hace pensar como argentinos (y viceversa). Hay casi una cuestión filosófica después de la tercera cerveza que hace preguntarme de dónde se proveen los medios (de información) para elucubrar una opinión. A estas alturas de la vida política y social de este país,  considero importante esta indagación, y no por considerar un medio u otro como bosteros y gallinas, leprosos o canallas o del ciclón o del globito, no; sino porque tengo la impresión de que si te provees de un sólo medio, la construcción de un pensamiento es a medias, es una falla de construcción. 

Hoy tenemos la internet, el lugar de los que no tienen ni les dan voz en la televisión (la vedette de la opinión pública); existe desde allí la pluralidad de voces. Un ejemplo burdo: yo aquí escribiendo con la falsa esperanza de que alguien me lea, pero escribiendo igual, desde la cuestión filosófica post-cerveza. En internet vas a encontrar seguramente la información que sale a través de las habituales vías de información, y que por tal motivo, es información sacralizada. Es decir, porque lo dijeron en la tele, lo escuché en la radio, fijate, está ahí escrito en el diario, entonces es verdad. Es LA verdad. Los medios no mienten. No?. Asi piensan muchos que conozco. Pero también, en la red puedes encontrarte con opiniones que difieren mucho de lo que habitualmente se escucha estratégicamente en los medios. Hay otras verdades. Hay que investigar, claro. Y tener una computadora, e internet. Y tiempo. Y ganas de saber más, la lista es larga. Y si no se tiene algunas de las premisas que acabo de señalar; y la información es transmitida como verdad y no como información (vale aclararlo, me parece); entonces uno piensa como quienes transmiten esa información piensan. O quieren que pienses. 

Quiero decir, todos tenemos derechos a pensar como se nos cante; pero debemos tener la obligación —y no sólo como derecho— el informarnos debidamente con la mayor cantidad de fuentes que nos sean posibles. Hoy por hoy, esas fuentes están a nuestra disposición. Y mientras más sepamos, más seguros estaremos de pensar lo que pensamos, porque habrá sido un pensamiento construído desde diferentes bases. De lo contrario, surgen los enfrentamientos, las banderías. Y pensar distinto se vuelve casi un error. Y mientras más enfrentados nos encontremos, rehenes de nuestra propia ignorancia; más compleja será la realidad que les dejemos a nuestros hijos. Mucho ha cambiado, mucho se ha politizado. Adecuarse a los tiempos que corren significa interiorizarse, no tocar de oído. Ahora sí, cambiate que entras, pibe; a romperla, eh!.

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