martes, 24 de abril de 2012

Idea Loca

Anoche me fumé uno y pensé, mierda! en que momento dejé de escribir?, si me gustaba tanto hacerlo!. Me recuerdo en noches solitarias, iluminado por el azul opaco de un cartel de Quilmes que ni recuerdo de donde rescaté, escuchando un Grandes Éxitos del Polaco Goyenche con una carátula rosa (una carátula rosa?!), bebiendo Teacher`s con cuatro hielos; a veces con una Olivetti que me habían regalado mis viejos, otras con un cuaderno y un par de Bics (una negra y otra azul)….son esas fotografías mentales que uno tiene y guarda en un álbum (también mental) y que cada tanto un olor, una palabra, una situación, las dispara y nos desarma. 

Pues anoche me fumé uno y más que un disparo, fue una explosión. Como si años de abstinencia se revelaran ante mí y me retaran a duelo, pero con una palmada en la espalda, con el guiño socarrón de saber que no te va pasar nada, pibe, vó fumá. Exacto!, gracias.

Pero, y de qué escribo?, dónde lo hago, cómo?, por qué?. Preguntas que mientras hacía un zapping iban y venían como moscas molestas, les tiraba manotazos y nada, iban y venían, ya saben como son de molestas. Sobre qué escribir, lo primero que se me ocurrió fue escribir sobre lo primero que se me ocurra escribir, pero después de fumarme uno, claro, y siempre. Cosa que hago cuando el mundo que me rodea se detiene.  Dónde?, indudablemente, debia ser frente a un PC; volver a escribir sobre papel sería hoy una tarea tediosa (a la Olivetti le dí el olivo, rota), y el por qué no tiene respuesta, digamos que porque sí. O porque es una necesidad innecesaria y eso me gusta, o porque simplemente me gusta.
Entonces aquí estoy. 

Y todavía no se me ocurre nada sobre qué escribir.

Tal vez termine siendo un diario de ideas, pienso. Y mientras voy cambiando de canal, de pronto dejo una entrevista a un tipo que habla del ejercicio de la publicidad creativa como un deporte, se ve que al tipo le gusta escucharse, porque habla sin parar, pelotudez tras pelotudez. Me digo: qué hago mirando esto?, -no-, me digo, -es una pelotudez, sacalo, por favor-, mientras inmediatamente después pienso:  luego voy a escribir todo esto que acaba de pasar, que acabo de escribir. 

Que tal vez es una pelotudez y soy como el publicista de la entrevista, a él le gusta escucharse, a mi me gusta leerme, aunque no se si lo voy a leer, no creo, me aburre, me aburro. Le pego unas secas más, y me apago.

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